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LA REVOLUCIÓN QUE NO FUÉ.



LAURA FREIXAS RECUERDA LOS AÑOS 70 A TRAVES DE SU AUTOBIOGRAFÍA.


La autobiografía, asegura la escritora Laura Freixas (Barcelona 1958), sigue despertando recelo en los países católicos, donde se ve como algo vanidoso, pero tiene una larga tradición en los protestante que se debe, explica, a que en su manera de ver la religión mantenían un dialogo con Dios que exigía que ellos mismos se analizaran y juzgaran. Y como esta a punto de cumplir los 50 años, quiere hacer balance y, también, recordar “una década prodigiosa”, Freixas ha escrito Adolescencia en Barcelona hacia 1970 (Destino), crónica personal de una época de cambios y, también, historia particular de una Barcelona de burguesía castellana e inmigrantes castellanos, de fascinación por lo francés y, claro, de liberación sexual.

CATALANES Y CASTELLANOS. El primer capitulo del libro es una declaración de intenciones por que como explica, “siempre insisto en que Catalunya es un país bilingüe”. “En mi familia se mezclan dos maneras de ver la vida. Por una parte, burguesía catalana de toda la vida. Por otra, inmigrantes castellanos que llegan con lo puesto antes de la Guerra Civil”. Recuerda como su padre le hablo en castellano hasta los siete años, cuando decidió “que ya estaba bien, que el era catalán y sus hijos serian catalanes”, instaurando el bilingüismo en casa. Seria mucho mas tarde cuando descubriría a Rodoreda, Pla o Sagarra, de modo que entonces el castellano se le aparecía como una lengua oculta.

TENEIS QUE SER SEÑORAS. Freixas recuerda esta frase de una de sus profesoras siempre unida a otra: no hay nada más feo que un hombre enseñando los pelos del pecho. El deseo estaba prohibido, pero se liberaron sexualmente y se hicieron novias de hombres que no les gustaban pero con los que les unían lazos intelectuales o políticos. Creían entonces, dice, que el sexo era una necesidad…pero descubrieron que el sexo no puede inmunizarse contra las emociones.

LA MUERTE DE FRANCO. En octubre de 1975 entra en la Universitat de Barcelona, con imagen de hippy discreta o progre sofisticada. Nadie le hizo caso. En Derecho Canónico el profesor explicaba, muy rojo, que para consumar el matrimonio no bastaba con”la mera yuxtaposición”, sino que hacia falta la “introducción del elemento varón en el elemento hembra”. A los pocos días moriría Franco, al que, recuerda, su abuela, como tantisimos otros, había recibido con vítores en las calles de Barcelona en 1939, porque se habían acabado los tiros y el hambre.

LA DEMOCRACIA BASTA. Por entonces Freixas descubre el marxismo como via de interpretar el mundo. Hay continuas asambleas en la universidad en la que se mezclan eternos estribillos –dictadura, fascismo, esbirros del capitalismo, opresió nacional- y una sopa de letras: la LCR, la LC, el PSAN. Se habría apuntado, dice, a la Joven Guardia Roja y su revolución cultural, si no le hubiera sonado mejor poco después de la revolución permanente trotskista. Todos leen a Harnecker, Althusser o Garaudy. Y se manifiestan. Pero todo acaba en el 78 con la nueva Constitución. La revolución acabo, todos “estábamos cansados y aburridos, como los niños a ultima hora del día de Reyes”. Resulto que la democracia bastaba .




JUSTO BARRANCO

La Vanguardia, 29/9/07