Album de Fotos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EN LA MITAD DEL CAMINO .


LAURA FREIXAS TRAZA UN SOSEGADO RETRATO DE SU PASADO EN LOS 'FELICES' AÑOS SETENTA Y REIVINDICA LA ESCRITURA Y LA LECTURA COMO FORMAS DE VIDA.

Laura Freixas: Adolescencia en Barcelona hacia 1970.
Ed. Destino, Barcelona, 208 páginas

Llegando a los 50 años, Laura Freixas (Barcelona, 1958) considera que esta en un momento que “nos empuja a hacer un balance”,.”Nos damos cuenta como ha cambiado la sociedad y hasta que punto nuestros hijos ignoran de donde venimos”. Para hacérselo saber también a su prole, pero también a si misma, Freixas repasa en Adolescencia en Barcelona hacia 1970 su infancia, su juventud –los felices 70 en los que su generación creyó hacer la revolución- y su entrada en la madurez, cuando con al distancia ya puede realizar un retrato sosegado de los años mas veloces y ajetreados.

Tras una sólida trayectoria como narradora, se adentra en el territorio de la autobiografía: “Escribir novelas puede ser un poco decepcionante por que fácilmente se convierte en un oficio. La novela nos da una gran libertad para imaginar argumentos, personajes, escenarios, pero dentro de un marco muy rígido. Yo quería cambiar las tornas: no inventar en cuanto al contenido pero si en cuanto al genero”. Así, dispone de la suficiente flexibilidad para retratar sus recuerdos, empezando por sus abuelos: los maternos, emigrantes de Castilla, pobres y calidos, y los paternos de la burguesía catalana con mas solera y patrimonio, distantes y admiradores de la protección que Franco ofrecía. Freixas esta reivindicando la Catalunya bilingüe y plural, que acepta los nuevos retos sin complejos, sino como una evolución lógica. Exactamente como los miembros de su generación acataron la derrota de su fallida revolución: “Hay desmitificación, pero creo que esta presentada con humor. Claro que no hicimos una verdadera revolución (entre otras cosas por que no teníamos ni idea de que era eso), solo presenciamos (ni siquiera protagonizamos) la llegada de la democracia: pero fue un momento histórico maravilloso y me alegro de haberlo vivido”.

Otro pilar de su nuevo libro, como lo ha sido en toda su obra, es el feminismo. Aquí se repasan los miedos, las prohibiciones y las amenazas bajo las que vivieron muchas generaciones de mujeres. En la malograda revolución de los 70, cree que tal vez la única verdadera revolución, aunque mal entendida, fue la sexual. Ahora, no exenta de nostalgia aunque con grandes dosis de humor y autocrítica, Freixas retrata a las mujeres que se metían en la cama con hombres que no les gustaban solo para jactarse de su libertad sexual. De la misma manera, ironiza sobre los burgueses que jugaron a ser hippies pero no tardaron en renunciar a las barbas y al marxismo cuando se trataba de entrar en el mundo adulto de verdad.

Son muchos los referentes literarios e ideológicos que Freixas repasa, para reivindicarlos o para ser repudiados, como una acida critica al tratamiento que Juan Marsé hizo de la supuesta revolución estudiantil en sus Ultimas tardes con Teresa: “Vaya por delante que son una gran admiradora de Marsé y que no dudo, por otra parte, que se pueda hacer una gran novela satirizando a personajes femeninos y burgueses (o masculinos y obreros o cualquier otra cosa). Pero Ultimas… me parece una novela llena de tópicos, con personajes de cartón piedra, una especie de fotonovela de izquierdas”. La presencia de tantos referentes no responde solo a una exhibición culturalista sino que todo el documento conduce a una única salvación y una forma de vida más verdadera que los demás: la que encuentra en la lectura y la escritura. La pasión que siente por estas la ha empujado a escribir este balance, un ajuste de cuentas consigo misma .




SONIA HERNANDEZ

Cultura/s (La Vanguardia), 31/10/07